“Acuérdate de mí, ¿vale? Existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés; no te olvides nunca”

lunes, 26 de noviembre de 2007

Te odio

Grita, que nadie te disturbe la voz, que nadie te obligue a guardar tus palabras en el silencio. ¡Grita todas tus lágrimas! Vuélvete la locura. Corre, corre deprisa, deja que la rabia y el rencor se desborden por tus pies.Y ahora, te paras en seco, un golpe bajo. Te quedas inmóvil frente ese alguien que te ha destrozado la mitad de tu vida, “Te odio, ¿sabes?”. Te acercas lentamente, sin apartar la mirada. “¿Qué pasa? ¿Ahora no dices nada? Quiero que desaparezcas de mi vida, de nuestras vidas. Quiero que te dediques a sembrar dolor en otro lugar que creas más correcto que este. Deja de volvernos locos a los demás y date cuenta que necesitas ayuda, déjanos”, y vuelves a llorar. Tu pensamiento no deja de hablar y tu boca no articula ni la mínima palabra. Y vuelves a gritar: ¡Vete, vete! ¡Vete ya, joder!Ahora si, ahora gritas con todas tus fuerzas mientras rompes a llorar. Te arrodillas y ella se va. Mueres lentamente. Sabes que jamás dejarás que te vuelva a destrozar ni tan sólo una ilusión, una jodida ILUSIÓN. Sientes que aquí no acaba el mal sabor de boca, presientes que algo más va a pasar.Y entonces, llueve. Empieza a llover. Gotas recorren tu cara y se confunden con tus lágrimas. ¿Llueve? ¿Por qué ahora?

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